Saturday, April 26, 2008

Powerful Communication / La Comunicación Poderosa


In English:
God's words are powerful. The powerful communication of the Triune God spoke creation into being,
". . . the entire universe was formed at God's command" (Hebrews 11:3).

The order of the universe functions because Jesus Christ, named the "Word," ("the Verb" in Spanish), sustains it by His command.
"The Son . . . sustains every thing by the mighty power of his command." (Hebrews 1:3)

With power like that, why do I doubt God's words? If I believed in the power of God's communication, my perspective on every day would change. I would relax, and live without worry, as I believed that the same God who spoke creation into being says to me,

"Don't be afraid, for I am with you.
Don't be discouraged for I am your God.
I will strengthen you and help you.
I will hold you with my victorious right hand."
(Isaiah 41:10)

Belief in the power of God's command would erase my unsettled feelings about my future. His words in Psalm 139:9-10 would reassure me.
". . . if I dwell by the farthest oceans,
even there your hand will guide me,
and your strength will support me."

Why do I not believe that the Triune God who created and sustains creation by His command, never speaks words that are less powerful?

My weak trust in the power of God's communication grows out of the triviality of my own words. My chatter fills gaps of nervous silence, exhausting both myself and my guest as I serve a meal in my home. My words meant to help my friend at church are toxic with vanity and superficiality as I try to act concerned while hurriedly preparing the church music. My words often lack power because of their triviality. Mistakenly, I weigh God's words as somehow similar to my own. However, God's words are never trivial. His power accompanies His every word.

My silent prayer, "Jesus!" calls upon the Mighty One who sustains the full moon shining through my window tonight. The One who makes the sun rise over the roof of my neighbor's barn a few degrees to the left in the springtime and a few to the right during the autumn, says to my burdened heart,

"I will be your God throughout your lifetime --
until your hair is white with age.
I made you, and I will care for you.
I will carry you along and save you."
(Isaiah 46:4)

On one occasion Jesus responded to religious inquirers by saying,
"Your mistake is that you don't know the Scriptures,
and you don't know the power of God."
(Mark 12:24)

Is that my mistake? Is it yours?

En español:
Las palabras de Dios son poderosas. El Trino Dios hizo que existiera el universo simplemente por el poder de su palabra.
". . . el universo fue preparado por la palabra de Dios. . ." (Hebreos 11:3).

El orden del universo funciona porque el Señor Jesucristo, llamado "el Verbo", lo sostiene por su palabra.
"El. . . sostiene todas las cosas por la palabra de su poder". (Hebreos 1:3)

Con ese tipo de poder, ¿por qué dudo de las palabras de Dios? Si creyera en el poder de la comunicación de Dios, mi perspectiva diaria cambiaría. Estaría tranquila, viviendo sin preocuparme, porque creería que el mismo Dios que hizo que la creación existiera por su sola palabra me dice a mí,

"No temas, porque yo estoy contigo;
No te desalientes, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré,
Si, te sostendré con la diestra de mi justicia".
(Isaías 41:10)

Creer en el poder del mandato de Dios borraría mi intranquilidad acerca de mi futuro. Sus palabras en el Salmo 139:9-10 serían mi confianza.

". . .si habito en lo más remoto del mar,
aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra".

¿Acaso tendría menos poder en cualquier otra palabra que dijera el Trino Dios, el que creó y sostiene la creación por su palabra?

Mi débil confianza en el poder de la comunicación de Dios es el resultado de la trivialidad de mis propias palabras. Lleno espacios de silencio con cháchara, cansándome no sólo a mi misma sino también a mis invitados. Las palabras de consuelo que repito a una amiga a la vez que preparo la música para un culto en la iglesia resultan tóxicas con vanidad y superficialidad. Muchas veces mis palabras pierden valor por su trivialidad. Equivocadamente, trato las palabras de Dios como si fueran parecidas a las mías de alguna manera. Sin embargo, las palabras de Dios nunca son triviales. Su poder acompaña cada una de sus palabras.

Mi oración sencilla pronunciada en el silencio del corazón -- "¡Jesucristo!" -- llama al Poderoso que sostiene la luna que veo brillando a través de la ventana de mi casa esta noche. Es el mismo que hace que los rayos del sol salgan unos grados más a la izquierda en la primavera y unos más a la derecha en el otoño sobre el tejado del granero de mi vecino. Es el mismo que dice a mi corazón cargado,

"Aun hasta vuestra vejez, yo seré el mismo,
y hasta vuestros años avanzados, yo os sostendré.
Yo lo he hecho, y yo os cargaré;
yo os sostendré, y yo os libraré".
(Isaías 46:4)

En una ocasión Jesucristo respondió a unos religiosos de esta forma,
"¿No es ésta la razón por la que estáis equivocados: que no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios?"

¿Es éste mi error?
¿Es el tuyo?